Muchas de las historias hollywoodenses que vemos en el cine y la televisión hablan mucho de nuestra realidad latina. Entre las diferentes situaciones que cambian de un contexto a otro, la edad de independencia juvenil estadounidense y los de nuestra región destaca por sobre las demás.
Es que en Latinoamérica, la gente emigra de la casa de sus padres a los treinta como promedio, según indican las cifras recolectadas por Dada Room, mientras que en Estados Unidos lo hacen a los 24 años. Este amplio margen de diferencia tiene, por supuesto, su razón de ser.
El escenario idóneo para la independencia juvenil se ve condicionado por diferentes factores, desde económicos, culturales y psicológicos. Según el medio ecuatoriano El Telégrafo, el contexto laboral, sumado a otras condiciones, fuerza y promueve que los veinteañeros se queden donde sus padres.
Por una parte, en la actualidad, el mundo laboral es muy competitivo y se requiere de una mayor especialización por lo que muchos jóvenes necesitan contar con varios estudios superiores antes de valerse por sí mismos. Por otro lado, la generación de nuestros padres tenía muy presente que debían casarse a temprana edad, mientras que la nuestra opta por postergarlo o derechamente no hacerlo.
Sin embargo, aunque en Latinoamérica hay millones de jóvenes cercanos a sus treinta años residiendo con sus padres (cerca de un millón supera esa edad en Chile), el récord no pertenece a un país de esa región.
Según estudios, los jóvenes que tardan más en independizarse son los croatas, con una edad promedio de 32 años.
Es necesario considerar el costo que implica salir de casa de los padres. En México, los jóvenes gastan la mitad de sus sueldos en la renta de una propiedad, por lo que no resulta sorprendente que decidan esperar a la estabilidad económica para vivir por su cuenta.
En este sentido, si eres joven, no te culpes por vivir con tus padres y preocúpate de ahorrar dinero para tu futura independencia y elegir el proyecto habitacional que más se adecúe a tus necesidades.